La aventura del pensamiento

Hoy, por fin, me he animado a ir a una exposición, así que he ido a ver La aventura del pensamiento. Se trata de la exposición permanente del Muvim, en la que nos metemos de lleno en la historia del pensamiento desde la Edad Media hasta nuestros días. Los escenarios entre los que transcurre dicha muestra y los guías que nos lo explican hacen que revivamos cada época. Antes que nada os advierto que consiste en un largo texto, carente de fotografías, ya que no estaba permitido hacerlas.

Nos hacen subir al tercer piso, y allí nos sitúan ante una puerta, a cuyo lado encontramos una cuenta atrás, el tiempo que queda para que empiece. Todo da comienzo cuando dicho temporizador se pone en 0, es entonces cuando se abre dicha puerta y aparece un monje con el rostro oculto, nuestro guía. Entramos en un espacio totalmente negro, con algunas paredes que muestran imágenes de las distintas épocas de la historia. De allí, accedemos a un pequeño espacio, que se asemeja a un puente, y al frente del cual se sitúa una pantalla. Empieza hablando del universo, de las preguntas que se han formulado sobre él los grandes ilustrados, de cuyos momentos de lucha nos beneficiamos. Explica como en la Edad Media no había nada fuera de la fe y como en la Ilustración el hombre es la medida de todas las cosas.

Pasamos ahora al lado de las ventanas de un monasterio, entra las que vemos a los monjes realizando sus labores de copistería. Mientras dos de ellos, dialogan sobre cuál es su papel como transmisor del Cristianismo, uno de ellos, Bonifacio, duda que sea bueno copiar manuscritos que contradicen su credo.

Es el momento de avanzar en el tiempo hasta el gran invento de Gutenberg, la imprenta. Dentro de ella nos encontramos, rodeadas de letras de plomo, que se iluminan a ritmo de los golpes o latidos del aparato. Además, bajo nuestros pies hay un cristal soportado por muchos libros. Nos introducimos en un pasillo con estrellas en las paredes, hasta llegar a una sala donde se habla de la concepción del universo y de nuestro planeta, de la gran labor realizada por Copernico y Keppler. Ahora subimos a una sala en la que nos metemos entre los engranajes de un reloj, mientras se nos habla de la aportación de Descartes y Galileo. Bajamos a un espacio cuyo único elemento es una puerta, por la que aparece una muchacha con ropajes más modernos, antes de ello nos explican la evolución de la sociedad hasta llegar al Homocentrismo.

Es hora de llegar a la Ilustración, entrando en una sala con viviendas de la época entre las que podemos ver la vida diaria de la época, mientras nos explican los grandes acontecimientos, pero también en unas pantallas nos muestran la esclavitud y la aparición de la guillotina. Toca descansar en el salón, rodeados de grandes obras de Gainsborough, Canaletto, Hogart, Perroneau, y cómo no, El Columpio de Fragonard. Entramos en un oscuro lugar donde se nos habla de la situación de Europa durante el imperio de Napoleón, es entonces cuando aparece nuestro último guía, un médico de color, quien nos cuenta los grandes acontecimiento de la ciencia y nos dirige a un espacio lleno de televisiones esparcidas que palpitan al ritmo de un corazón y muestran imágenes de grandes hecho de la historia, tanto buenos como malos. Finalmente, llegamos a una sala con un proyector con muchas imágenes y que nos esplica quién es el ser humano. Somos los humanos quienes continuamos nuestro viaje por el universo a bordo de este planeta.

Siento el exceso de texto, pero considero que la única forma de contaros mi experiencia es a través de la descripción de cada uno de los espacios. Y para finalizar, os recomiendo esta visita por sus conseguidos efectos y por la sorpresa que provocan, esta es una muestra de cómo los avances técnicos pueden facilitar la comprensión de la historia anterior.

1 comentario en “La aventura del pensamiento

  1. Es otro tipo de exposición. Suele llamar la atención. Y creo que es adecuada, en principio, para tratar un tema amplio y complejo como el que se ofrece. Yo recuerdo que fui con mi hijo y a él le encantó.

Deja un comentario